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MENSAJE AR137

El éxito, las ambiciones y los logros – la perspectiva bíblica

Predicado en: 13 Feb 94 ▪ Editado en: 4 Aug 02 (Revisado en Nov 11)


Si alguien quiere vivir en serio la vida cristiana en este mundo caído, será desafiado constantemente por los valores y los caminos del mundo, y tendrá que enfrentar muchos asuntos. Para andar en fidelidad delante de Dios, tiene que aprender a responder a los diversos asuntos de la vida desde la perspectiva del eterno reino de Dios. Esto es de especial importancia debido a la dominante influencia negativa del espíritu del mundo, el cual ha distorsionado gravemente los valores de Dios.

En los últimos tres mensajes de este libro reflexionaremos sobre un importantísimo asunto al que todos nos enfrentamos: el asunto del éxito, la ambición y el logro, y lo consideraremos desde la perspectiva bíblica. En la medida en que lo hagamos, aprendamos cómo podemos también lidiar con otros asuntos de la vida y cómo podemos responder a ellos con integridad.<1>

El mundo tiende a asociar el éxito en la vida con la riqueza material, el estatus social, el reconocimiento, la fama y el poder. En todo el mundo la gente está tratando de alcanzar el éxito. Invierten mucho tiempo y esfuerzo procurando alcanzar el éxito terrenal, las ambiciones y los logros. Para muchos, la vida no es más que ese éxito terrenal. Pero, ¿cómo ve el Señor estos asuntos?

¿Debe el cristiano tener como objetivo lograr una vida exitosa y próspera?

Esta puede parecer una pregunta extraña. Puede que algunos cristianos se rehúsen hasta a mencionarla, por cuanto tienden a asociar términos como “ambición”, “prosperidad” y “éxito” con el mundo.

De hecho, los cristianos deben tener cuidado con la enseñanza que si te va bien como cristiano, tendrás riqueza material y prosperidad. Tristemente, esta enseñanza poco sana se ha colado en muchos círculos cristianos, y hacemos bien en evitar que nos enrede, pero tampoco debemos pensar que el ámbito del éxito, las ambiciones y los logros no tienen cabida en la vida de un verdadero discípulo del Señor.

Cuando se entiende correctamente, este ámbito tiene un importante lugar en la vida de los creyentes, y debe hacerse énfasis en él y fomentarse. Lo que necesitamos es saber distinguir entre el éxito verdadero y el del mundo, y examinar la motivación que nos impulsa a buscarlo. ¿Procuramos el éxito por ganancia y gloria personales, o lo hacemos para la gloria de Dios y el avance de Su reino? Esto es lo más importante: ¿estamos buscando el éxito y la prosperidad del mundo, o el éxito y la prosperidad en el reino de Dios?

Nuestra meta: el éxito y los logros en el reino de Dios

Deberíamos buscar el éxito verdadero porque éste glorifica a Dios. De hecho, la esencia de la revelación y la exhortación bíblica es alcanzar el éxito verdadero y la satisfacción, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y debe ser la meta de cada cristiano.

El éxito y la satisfacción que busca la gente del mundo son temporales y no tienen valor eterno. ¿Por qué, entonces, los cristianos no buscan el éxito y satisfacción verdaderos con el mismo celo y pasión con que los no cristianos buscan sus metas terrenales? De hecho, los creyentes deben estar aún más motivados a tener éxito y a prosperar en el reino de Dios, pero en lugar de ser así, muchos son tibios y conformistas en este aspecto.

Las vidas de los siervos fieles de Dios, tales como Moisés, Daniel y Pablo, ejemplifican esta motivación en cuanto al éxito en el reino de Dios, y la vida y el ministerio del Señor Jesús la ejemplifican perfectamente.

El Señor Jesús: una vida perfectamente exitosa

El Señor Jesús tuvo una vida perfecta – una de éxito y logros en cada paso del camino. Cuando dijo en la cruz: “Consumado es”, declaró que había logrado todo lo que Dios el Padre quiso que Él hiciese. Aunque no todo el mundo respondió positivamente a Él ni a Su ministerio, tuvo éxito porque hizo Su parte de manera perfecta; Él vivió la perfecta voluntad del Padre.

No es obvio que el Señor Jesús haya tenido una vida exitosa en la tierra. Sus padres eran pobres. No poseyó posesiones terrenales ni tampoco disfrutó de poder y estatus terrenales. Tuvo que someterse al humillante tratamiento de hombres pecadores, y se le dio muerte de la manera más horrible – la muerte en la cruz. Al estar colgado allí en la cruz, supuestamente solo, desamparado y sin logros, Su vida debe de haber dado la apariencia de una rotunda derrota a los que lo observaban, pero en realidad por medio de Su vida y ministerio en la tierra, los cuales tuvieron como clímax Su muerte en la cruz, Él estaba estableciendo las bases y el fundamento para el reino de Dios.

Aun cuando estaba siendo afligido y crucificado, el Señor Jesús estaba prosperando. En Isaías 52:13, se profetizó lo siguiente en cuanto al Señor: “He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto”.

Aun cuando fue levantado físicamente en la cruz, también estaba siendo “levantado” en el sentido espiritual. La solitaria y agonizante muerte en la cruz fue en realidad una demostración y un logro de poder, gloria y triunfo supremos en el ámbito espiritual (Col. 2:15).

De hecho, Su muerte en la cruz posibilitó que la humanidad alcanzara la completa salvación. Su muerte abre el camino para que podamos ser perdonados de nuestros pecados y ser reconciliados con Dios, nacer en el espíritu y entrar al reino de Dios, así como experimentar una vida de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Ya no tenemos que estar sometidos al pecado ni a los poderes de las tinieblas. Podemos vivir en triunfo si ejercitamos la fe verdadera sobre la base de la cruz.

La cruz es la máxima expresión del amor. Es el ejemplo supremo de fidelidad y obediencia a la voluntad de Dios el Padre. Estos son aspectos cruciales en el establecimiento y avance del reino de Dios.

El Señor Jesús vivió la voluntad de Dios de forma perfecta. Así mismo, a Dios le interesa que procuremos vivir Su perfecta voluntad para nuestras vidas. Esto es en lo que debemos concentrarnos: cómo nos evalúa durante nuestro trayecto terrenal y cómo lo hará cuando estemos delante de Él en la eternidad. ¿Habremos logrado entonces lo que Él desea de nosotros o habremos sido conformistas e indiferentes al respecto?

El tipo de logro que glorifica a Dios

¿Qué tipo de logro glorifica a Dios Padre? Ciertamente no los logros carnales por los que la gente del mundo y muchos cristianos se glorían. Donde mejor se ve el logro que glorifica a Dios es en la vida del Señor Jesús. Él cumplió la perfecta voluntad del Padre mientras estaba en la tierra. En Su oración al Padre, el Señor Jesús expresó:

Juan 17:4
“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.”

Para el Señor Jesús, cumplir la voluntad del Padre era de suprema importancia; hacer la voluntad del Padre es un verdadero logro, glorifica a Dios.

De igual forma, debemos obrar honestamente y de todo corazón en función de llevar a cabo lo que Dios desea para nuestras vidas; nunca podremos lograrlo con absoluta honestidad. Nuestro fracaso ha consistido en falta de celo, de honestidad y de perseverancia en esta dirección. En la medida que hayamos hecho Su voluntad, en esa misma medida glorificaremos a Dios y tendremos éxito en la vida.

Aliento bíblico para llevar una vida exitosa

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos nos animan a tener una vida de éxito y nos muestran el camino hacia ella. Josué 1:1-9 lo resalta y además nos revela las condiciones para el éxito.

Josué 1:1-5
1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:
2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

Esta fue una ocasión trascendental. Moisés había muerto, y el Señor estaba hablando a Josué, luego de haberle comisionado y nombrado líder de todo Israel (Dt. 31:23; Nm. 27:15-23). La función y las responsabilidades de Josué eran significativas; ellas incluían el ejercicio de la autoridad y la responsabilidad del liderazgo pertenecientes a la obra de Dios y al cumplimiento de Sus propósitos.

El Señor le aseguró a Josué que estaría con él para ayudarle (v. 5). Más adelante le alentó con las siguientes palabras:

Josué 1:6-7
6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

El Señor quería que Josué tuviese un éxito constante y le explicó cómo alcanzarlo verdaderamente. Le dijo en el versículo 7: “No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra”. Josué no debía desviarse de la senda de la obediencia; no debía actuar conforme a sus propios caminos ni deseos, sino “conforme a toda la ley”; es decir, las revelaciones, enseñanzas e instrucciones de Dios.

Josué 1:8
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Dios quería que Josué disfrutase de éxito y prosperidad, y le dijo cómo alcanzarlos. El libro de la ley no debía apartarse de su boca; él debía meditar en él “de día y de noche” para que pudiese guardar y hacer “conforme a todo lo que en él está escrito”.

Josué debía meditar en la totalidad de la revelación de Dios, no sólo en porciones seleccionadas por aquí y por allá. Debía asimilar en su vida la verdad, a tal punto que toda su vida manifestase la verdadera intención de las instrucciones de Dios. Esto le ayudaría a acercarse a Dios, a conocerle mejor y a tener una comunión más íntima con Él. Su carácter, perspectiva y estilo de vida debían ser moldeados por la instrucción y los caminos del Señor.

Así mismo, Dios quiere que seamos obedientes a Él y a Sus instrucciones en las Escrituras. Quiere que estudiemos, entendamos y absorbamos en nuestras vidas todo lo que Él nos ha revelado. Si somos fieles en seguir el verdadero significado y la actitud de Sus enseñanzas e instrucciones, Él también hará prosperar nuestro camino, y tendremos éxito.

Josué 1:9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Los principios reflejados en estas palabras dirigidas a Josué son aplicables a nosotros. Dios quiere que nos esforcemos y seamos valientes. No tenemos que temer ni desmayar cuando pasemos por pruebas, sufrimientos, tentaciones y presiones. Si nuestro corazón está dispuesto a hacer Su voluntad, Él estará con nosotros dondequiera que estemos.

Toda la Escritura está destinada a ayudarnos a alcanzar madurez espiritual, contribuir al avance del reino de Dios y a tener éxito en la vida.

En el Sermón del Monte el Señor Jesús resalta las cualidades espirituales y morales que se requieren para una vida de bendición. Cuando las tenemos en nuestra vida, así como la actitud correcta, el Señor estará con nosotros de manera favorable. Entonces tendremos la seguridad del éxito. Cuando somos pobres en espíritu y aprendemos a llorar, cuando tenemos hambre y sed de justicia, cuando nuestro corazón está limpio, podemos madurar bien y contribuir al reino de Dios.

Debemos procurar, de manera individual y colectiva como miembros del pueblo de Dios, lograr todo lo que podamos conforme a la dirección de Dios, a Su poder y a los principios que Él nos ha revelado.

De esta forma, agradaremos a Dios verdaderamente con nuestra vida y alcanzaremos la verdadera bendición. Este es el significado bíblico del éxito y la prosperidad, y los mismos deben ser tanto la meta como el sincero deseo de todos los verdaderos discípulos del Señor.

Una vida verdaderamente exitosa no siempre es evidente

Sin embargo, una vida verdaderamente exitosa puede que no siempre sea evidente o fácilmente reconocida por otros, sobre todo por los no cristianos. Puede que los cristianos, y hasta la misma persona que tenga dicha vida, no aprecien lo que está ocurriendo. Puede que usted se pregunte cómo esto es posible. Consideremos el ejemplo de José.

José

Génesis 37 y 39 registran un período en la vida de José en el que sufrió terribles experiencias. Movidos por los celos, sus hermanos lo vendieron a comerciantes madianitas, quienes a cambio le llevaron a Egipto y lo vendieron a Potifar, el capitán de la guardia de Faraón. Como esclavo en la casa de Potifar, a José se le puso a cargo de todo lo que pertenecía a su amo. Un día la esposa de éste intentó seducir a José. Ella insistió durante un tiempo, pero José rechazó firmemente sus insinuaciones. Al ser rechazada, la esposa de Potifar lo acusó falsamente de agresión sexual. Al escuchar la declaración de su esposa, Potifar se enfureció y encarceló a José.

Desde el punto de vista del mundo, José no parecía tener éxito durante este período de su vida. Sus propios hermanos le vendieron, y él se convirtió en esclavo en una tierra extranjera. No sólo eso, sino también fue acusado falsamente e injustamente encarcelado. ¿Cómo es posible que pudiese considerarse exitoso? Hasta a los cristianos les sería difícil reconocer el éxito y la prosperidad en la vida de una persona que esté atravesando por semejantes circunstancias, y no nos sorprendería que José no considerase su propio éxito y prosperidad durante este período de su vida.

Sin embargo, Génesis 39: 2-3, 23 declaran el éxito y la prosperidad de José.

Génesis 39:2-3
2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.

Génesis 39:23
No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

Es significativo que este planteamiento sobre José en cuanto a su éxito y prosperidad se refiera al período en que él era esclavo en tierra extranjera, y a cuando más adelante fue acusado falsamente y encarcelado injustamente.

Tanto los versículos 2-3 como el 23 nos dicen que José tuvo éxito porque Dios estaba con él y hacía que todo lo que José hiciese prosperara. Éste es el factor clave. Dios se complacía en José, y por lo tanto le capacitaba y estaba con él en todo lo que enfrentaba.

Mientras José fuera fiel a Dios, su vida no sería vivida en vano, aunque a otros les pareciera digna de lástima; habría salud espiritual, crecimiento para bien y desarrollo. Su vida sería un testimonio positivo para Dios en el ámbito espiritual, y habría contribución para Su reino. Esto seguiría siendo una realidad a pesar de las circunstancias externas.

Para los que procuran ser fieles a Dios, la historia de José ofrece mucho aliento. Puede ayudarnos a ver la vida y atravesar por nuestras propias pruebas y dificultades con la perspectiva correcta: En cualquier circunstancia, en medio de cualquier oposición de parte de los poderes de las tinieblas o del hombre, el Señor puede hacernos prosperar y lo hará si le somos fieles. Nos irá bien desde la perspectiva del reino de Dios.

El apóstol Pablo

El apóstol Pablo es un ejemplo sobresaliente de alguien que vivió exitosamente y que logró mucho para Dios, pero la descripción de su vida en diferentes pasajes de las Escrituras no se corresponde con lo que generalmente se asocia con una vida de éxito.

En 2 Corintios 6:3-10, Pablo testificó sobre las dificultades que atravesó en su trayecto de servir al Señor.

2 Corintios 6:3-5
3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado;
4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias;
5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos.

En este pasaje Pablo revela mucho sobre su actitud, perspectiva y enfoque en la vida, lo cual nos instruye también a nosotros sobre cómo debemos vivir. Él explicó cómo debemos procurar vivir sin tacha cual siervos de Dios en medio de diversas pruebas y dificultades.

Pablo tuvo que pasar por aflicciones, adversidades, angustias, azotes, prisiones, tumultos, trabajos, desvelos y ayunos (vs. 4-5) en el contexto de un ministerio fiel y eficaz. Tuvo una vida aprobada por Dios. Ciertamente estaba prosperando, pero no de la forma que el mundo podía reconocer.

Mientras que a muchos cristianos les sería difícil asociar tales experiencias con una vida exitosa y próspera, el testimonio de Pablo ilustra esta realidad: pasar por dificultades y adversidades es una parte integral en la vida de un siervo exitoso de Dios.

Los versículos 6 y 7 revelan el importantísimo aspecto de la dimensión espiritual y moral en la vida verdaderamente exitosa y próspera.

2 Corintios 6:6-7
6 En pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero,
7 en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra.

La expresión del versículo 6 “en el Espíritu Santo” nos dice que Pablo vivió conforme a la dirección y el poder del Espíritu. En el texto original griego no existe distinción entre mayúsculas y minúsculas. Por lo tanto, es posible también traducir esta expresión así: “en el espíritu santo”, lo cual entonces significaría “en el espíritu de santidad”. Así que “en el Espíritu Santo” puede significar “según la dirección y la enseñanza del Espíritu Santo” o “en el espíritu de santidad”. Ambos significados son posibles; la segunda variante también se corresponde con el contexto. Aquí Pablo se está refiriendo a cualidades morales tales como la pureza, la paciencia, la bondad y el amor, las cuales tienen que ver con lo que hay en el corazón y el espíritu de la persona – en este caso, de Pablo mismo.

Tales cualidades morales son indispensables en una vida de verdadero éxito y prosperidad. Es además importante que tengamos el enfoque adecuado – “en palabra de verdad, en poder de Dios” – y ser debidamente equipados “con armas de justicia”. El soldado eficaz del reino de Dios empuña armas de justicia como el amor, la paciencia, la bondad y la verdad, a diferencia de las armas que utiliza el mundo, las cuales son de tipo carnal y agresivo.

En los versículos 8 al 10, Pablo describe las variadas y contrastantes facetas de la vida cristiana eficaz y exitosa.

2 Corintios 6:8-10
8 Por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces;
9 como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos;
10 como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.

Aquí establece una comparación entre lo que él y sus colaboradores parecen ante el mundo y cómo ellos son en realidad y para Dios. Hace énfasis en cuáles son las verdaderas riquezas, a diferencia de las riquezas terrenales.

“…por honra y por deshonra”

En su servicio, a veces a Pablo se le trató con honores, y otras, con deshonor. Para él lo más importante no era cómo lo trataban, sino permanecer fiel al Señor.

“…por mala fama y por buena fama”

En ocasiones recibía un buen reporte, pero en otras, un mal reporte, pero esto no era lo que le importaba. Estaba concentrado en cómo el Señor veía su vida y su servicio, y sabía que el Señor estaba complacido con él.

“…como engañadores, pero veraces”

Aunque fue considerado por algunos como un engañador, en realidad fue veraz a Dios y vivió en la verdad.

“… como desconocidos, pero bien conocidos”

Aunque fue considerado como desconocido, mas fue bien conocido. En este mundo puede haber sido considerado un desconocido, pero en el reino de Dios él fue una persona de talla y distinción.

“…como moribundos, mas he aquí vivimos”

Su hombre exterior atravesó por muchas aflicciones corporales, por lo cual sería visto como un moribundo, pero en realidad estaba viviendo la verdadera vida espiritual, una de llenura y abundancia.

“… como entristecidos, mas siempre gozosos”

Él pudo haber lucido triste ante otras personas, pero siempre tuvo el gozo del Señor.

“…como pobres, mas enriqueciendo a muchos”

Él tuvo pocas riquezas materiales, pero pudo enriquecer a muchos desde la perspectiva del reino de Dios.

“… como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”

Parecía ser un desposeído ante el mundo, pero era rico espiritualmente y tuvo abundancia de posesiones imperecederas y verdaderas. Aunque no tenía nada, verdaderamente estaba poseyendo todas las cosas. ‘Poseerlo todo’ también puede ser visto a partir del ángulo de que podemos acceder a todas las cosas, como si lo poseyésemos todo. Nada puede impedirnos tener lo que el Señor quiere que tengamos, ni de usar lo que tengamos como Él desee.


Dios nos ha revelado el camino hacia el éxito y los logros verdaderos en Su reino. Cuando permanecemos en Sus instrucciones, cuando andamos en la verdad, los alcanzaremos. Esto se cumple a pesar de lo que el hombre pueda pensar de nosotros, y aun cuando la apariencia externa nos sugiera lo contrario.

El camino hacia el éxito y los logros verdaderos

Como discípulos del Señor, debemos estar profundamente motivados a luchar por el verdadero éxito y los verdaderos logros. Pero, ¿cómo debemos hacerlo?

El camino del mundo es el de la carne; se caracteriza por vivir buscando lo propio, lograr las ambiciones personales y el deseo de éxito y de logros terrenales. El camino de Dios es todo lo contrario. Para tener éxito verdadero en el reino de Dios, debemos abandonar todas las ambiciones carnales y el deseo de éxito y de logros terrenales. Mientras más los abandonemos, más lograremos el éxito verdadero.

El camino hacia el verdadero éxito y los verdaderos logros es perfectamente ejemplificado en la vida del Señor Jesucristo, e implica vivir de acuerdo al principio de que “el grano de trigo tiene que morir”, el cual el mismo Señor Jesús enseñó en Juan 12:24.

Juan 12:24
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Al encabezar Su enunciado con las palabras “de cierto, de cierto os digo”, el Señor Jesús hizo énfasis en el significado de lo que estaba a punto de comunicar. El contexto era Su inminente muerte en la cruz, a la cual se refirió en el versículo 23: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado”.

En el versículo 24, llevar mucho fruto – fruto verdadero en el reino de Dios – se refiere a una vida de éxito y de logros verdaderos. ¿Cómo se puede tener? El versículo 25 (leído junto con el 24) provee la respuesta.

Juan 12:25
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Si el grano de trigo se rehúsa a morir, no tendrá fruto. De igual forma, si nos aferramos a nuestra vida y nos negamos a seguir el principio de la muerte, no podremos tener éxito.

Tenemos que decir ‘no’ a todos nuestros deseos egoístas, individuales y terrenales. Tenemos que concentrarnos en vivir sólo para Dios y en lo que le agrada. Este fue el principio que el Señor Jesús vivió durante toda Su vida (Juan 8:29), y esta manera de vivir tuvo su máxima expresión en la cruz.

Teniendo sólo una ambición: agradarle a Él

Debemos tener sólo una ambición básica: agradar al Señor. Este fue el secreto del éxito de Pablo. Con respecto a esto, estaba siguiendo el ejemplo del Señor Jesús: agradar a Dios en todo lo que esto implicara.

2 Corintios 5:9
Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.

Aunque muriese y estuviese con el Señor, o aunque siguiese viviendo en este mundo, Pablo procura siempre, desde entonces y hasta la eternidad, de agradar al Señor.

Filipenses 1:20-21
20 …antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

La meta de Pablo en la vida era exaltar al Señor en todo tiempo, tanto en la vida como en la muerte. La cruz y sus implicaciones para la humanidad estaban en su corazón. Él quería hacer lo que el Señor le había encomendado, seguir todas Sus instrucciones y hacerlo conforme al poder de Dios.

¿Es realmente su ambición estar agradando a Dios? Afirmarlo es fácil, pero ¿entendemos realmente su significado y sus implicaciones? ¿Estamos preparados para pagar el precio del discipulado, a pesar de lo implique, a pesar del dolor, a toda costa? Debemos procurar entender de manera precisa y total Su voluntad, Sus instrucciones y revelaciones, y procurar vivir conforme a ellas. Debe existir un compromiso serio de agradarle a Él.

Observaciones finales

La gente del mundo está enganchada con el deseo del éxito y la prosperidad terrenales. Como cristianos, debemos estar conscientes de esto y no ser atraídos por este deseo.

Mas las Escrituras sí hablan de éxito y prosperidad para el pueblo de Dios. Existe un lugar legítimo para el éxito, las ambiciones y los logros en la vida de los verdaderos creyentes. Sin embargo, estos deben ser logrados a la manera de Dios, conforme a Su deseo y mediante Su dirección. Una meta primordial de las instrucciones y exhortaciones de las Escrituras es que tengamos éxito en nuestra vida. No debemos negar este aspecto de que nos vaya bien en el reino de Dios. En cambio, deberíamos alentar a otros y hacer énfasis en cuanto al éxito y a que nos vaya bien desde la perspectiva bíblica.

El Señor Jesús es el ejemplo perfecto de una vida de éxito y de logros. Él glorificó a Dios el Padre mientras estuvo en la tierra al completar la obra que Dios le encomendó. Así mismo, también nosotros debemos luchar por tener éxito en la vida y glorificar al Señor siéndole fieles y cumpliendo todo lo que demande de nosotros. Es imperativo que tengamos las cualidades espirituales y morales del corazón y del espíritu para poder andar en la senda de la fidelidad y experimentar una vida de bendición y de fruto.

Notas:
1. Los mensajes AR140-165, registrados en el sitio web www.godandtruth.com, abordan otros asuntos de la vida y explican más detalladamente el significado de ser verdaderamente fuerte y verdaderamente rico, el significado de la verdadera grandeza y la verdadera dignidad, y cómo deberíamos entender el asunto del sufrimiento y el dolor, así como el de la paz y el gozo.

Preguntas para el debate y la reflexión

  1. ¿Debería un cristiano procurar tener una vida exitosa? ¿Qué podemos aprender en cuanto a llevar una vida exitosa a partir del ejemplo del Señor Jesús y de las palabras que el Señor le dijo a Josué?
  2. ¿Siempre es evidente una vida verdaderamente exitosa? ¿Qué podemos aprender de los ejemplos bíblicos de José y del apóstol Pablo?
  3. ¿Cuál es el camino hacia el éxito verdadero y la satisfacción? ¿Qué podemos aprender del perfecto ejemplo del Señor Jesús?


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